La exposición del artista islandés Ragnar Kjartansson (Reikiabick, 1976) Paisajes Emocionales (“Emotional landscapes”) se instala en el museo Thyssen. La muestra toma el nombre de su compatriota Bjork, y reúne por primera vez cuatro de sus videoinstalaciones más reconocidas internacionalmente, nunca antes expuestas en Madrid.

Además se espone una serie de acuarelas que muestran la fascinación del artista por los paisajes de Estados Unidos. La muestra se podrá visitar hasta el 26 de junio.

Usando la música como hilo conductor, Kjartansson viaja por las Montañas Rocosas, granjas de Nueva York, o por la herencia musical del Mississipi.

Por María Eugenia Román

“Ragnar Kjartansson es uno de esos raros fenomenos que honran el mundo del arte de vez en cuando», explicó Francesca Thyssen-Bornemisza, presidente de la TBA21, Thyssen-Bornemisza Art Comtemporary. «Ragnar te arrastra a su universo, hace que lo adores por ello, te presenta su circulo de amigos, lo que es divertidisimo, y utiliza todos los soportes y formas de arte en su práctica performativa. Desde la historia del cine, la música el teatro, la cultura visual que encuentran su camino en su videoinstalaciones, performances, dibujos y pinturas”, destacó Franchesca.

Bajo el título del famoso disco de la cantante Björk de 1998, “Emotional Landscapes”, Ragnar expone cuatro videoinstalaciones que se muestran juntas por primera vez en Museo Thyssen Madrid

Destaca el vídeo «The Visitors» que nace del deseo de convertir la música en un elemento visual. Kjartansson reúne a sus amigos en una mansión situada en la orilla del río Hudson, famosa por haber conservado su estado original desde principios del siglo XIX.

Es una videoinstalación de nueve canales que documenta la actuación de un grupo de músicos. Es un himno al amor romántico, una sensual conmemoración de Abba, la banda de los 70 preferida del artista.

En tanto, «The man» recrea el paisaje de la obra de Andrew Wyeth, Christina’s world (1948). Esta es una de las imágenes más significativas de la pintura norteamericana que Kjartansson convierte en homenaje a uno de los grandes iconos de la música blue: Pinetop Perkins, en su último concierto, en solitario frente a la cámara

Por su parte «The End» es una vídeo instalación de cinco canales de media hora de duración presentados en un loop continuo. Esta grabada en los alrededores de las montañas de la localidad de Baniff, en la provincia canadiense de Alberta.

Aquí vemos a Ragnar y Davíð Þór Jónsson, su colaborador, en unos gélidos y bucólicos escenarios del paisaje norteamericano mientras interpretan una serie de improvisaciones. Ambos usan instrumentos arquetípicos de la música americana. Estos son la guitarra acústica y la eléctrica, el banjo, el bajo eléctrico, la batería, el piano, y sus voces. Todo con las Montañas Rocosas de fondo, trazando una letanía country.

En la instalación «God» vemos a un joven Ragnar Kjartansson con un sencillo esmoquin negro al frente de una orquesta de jazz emulando a Frank Sinatra. Todo montado en un falso salón de baile decorado con unas cortinas de satén rosa chillón.

El artista entona una y otra vez la misma frase “Sorrow conquers happiness” (La pena conquista a la felicidad). La escenificación remite al Hollywood de los años 50 y juega con los clichés y esterotipos de ese glamouroso pasado. GOD se expone en la sala Rodin, de la primera planta del Museo Thyssen.